martes, febrero 4

Mi abuela María

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Hace doce años un día como hoy murió María Gutiérrez. Tenía 98 años.
Fue a una mujer a la que amé y admiré. De niña cuando llegaba a su casa gritaba: “abuelita” y ella respondía “uuu”. Me gustaba que respondiera así. Como palomita. En realidad lucía como una paloma mensajera, su piel muy blanca y su cabello también.

Nació en 1904. Quedó huérfana de madre en 1910, el año que inició la Revolución Mexicana. Me imagino que por esta razón recordaba este levantamiento con terror.
Su padre se volvió a casar y con doña Erminia, la madrastra,  tuvo 6 hijos.
Mi abuela era bajita (medía 1..50 cm) y tendía a la gordura. Le molestaban las vestidos que doña Erminia envía hacer para todas, así que aprendió a coser por su cuenta y tomando “prestada” la máquina de casa.

Se casó a los 18 años con un hombre de carácter iracundo e impaciente. Tuvo 8 partos. Enterró a dos hijos varones (ella consideraba que la mujer sufría mucho en esta vida, así que cada vez que estaba embarazada pedía a su Dios y  su virgen favorita: la del Perpetuo Socorro, que le enviara hijo varón). Un niño de 3 años que murió de cólera -Ricardo- y uno de dieciséis -Humberto-. Enterró a su marido, dos años antes de perder a su hijo Humberto.

En su vida estuvo acompañada de un hijo varón, el mayor y cinco mujeres.

Su visión de la vida era práctica: había que trabajar de manera recta, hacerlo conforme a la ley, había que estar bien con Dios y la vida estaría bien. La actividad era salud, el trabajo era una bendición, quedarse quieta significa la muerte.

Su vida estuvo marcada por las pérdidas y sin embargo, fue plena. Ella te hablaba de que no había sido fácil pero hacer lo que correspondía le había dado el encuadre para explorar la vida, vivirla, sentirla, gozarla.

Cuando volteo y la recuerdo me pregunto: ¿por qué y para qué la tortura moderna?, ¿a qué se debe que la mujer -en promedio- vivimos deprimidas?, ¿qué es lo que corresponde hacer?, ¿en qué momento lo que nos tocaba hacer no fue suficiente y en la búsqueda de más nos perdimos?

Percibo que estamos parados en el mismo punto viendo fenómenos diferentes pero complementarios: el hombre y la mujer. La infidelidad y la depresión.

¿Te animas a aventar esta trompo a la uña? ES decir a entrarle a la reflexión, a la observación de esto que nos construye y nos rodea.

dfcg