¡Y pensar que el 31 de octubre de 1997 por la noche pensé que jamás en vida tendría otra cita de amor!
No me lo hubiera creído si un hada hubiera aparecido en la sala de televisión de casa de mis padres para decirme que al menos por un periodo de 9 años tendría una cita cada noche.
Cita a la que a veces quiero rehuir, otras, a la que llego cansada y otras, entusiasmada, pero las más llego tranquila.
Lo hemos hecho así desde que él tenía 1 año y hemos continuado hasta la fecha. Hemos leído ya cientos de libros. Algunos han sido leídos más de una vez. Otros, como Sandokan, solamente una vez.
Algunas veces parece no escuchar porque juego, entonces yo callo y él me dice: ¿Sí?, ¡síguele! Y retomo la lectura.
Otras veces, cuando vamos temprano la lectura se extiende. Y las menos hemos tenido que renunciar a leer y con ello he causado sufrimiento.
No cambio por nada ese momento, no sé qué huella estoy dejando pero sé que seguiré leyendo en voz alta, hasta que un día él sea quien cancele la cita porque así lo prefiera.
dfcg