martes, octubre 22

Contraseñas, usuarios, claves, números personales

Mi primer cuenta de correo electrónico fue la de mi trabajo. Corría el año de 1997 y la novedad era usar IRC (ni recuerdo lo que significan esas siglas) y telnet.  Recibir un correo y "chatear" tenían una paisaje de fondo negro y caracteres blancos. Recordar las claves eran sencillas y dominar los comandos cuestión de dos o tres intentos.

Pasó casi un año para que empezáramos a navegar utilizando Netscape. Las primeras páginas que recuerdo: lycos, yahoo y altavista.

¡Qué increíble que pueda ennumerarlas e identificar que eran las pocas que existían!

Ahora no puedo recordar la cantidad de claves (log in) y contraseñas (passwords) que necesito tener a la mano: la de mi cuenta de correo del trabajo, la personal, la que mi hicieron sacar en gmail para un trabajo, la del otro trabajo, la de los bancos, la de Amazon, la de Gandhi, la de El sótano, la de pinterest, la de FB, la de Twitter, la de Ravelry, la de la escuela del hijo, la que necesito marcar para hablar con mi esposo, la del móvil, la de INFONAVIT, la del IMSS, la de mi blog, la de tableta de mis padres (por si ellos no se acuerdan dónde la anotaron o por si decidieron dejarla en automático), la del gamecenter, la de voxer, la del whatss, la de la suscripción a la revista, la del periódico, que necesito para entrar a ver el saldo de mi tarjeta del autobus...

Unas son de letras, otras alfanuméricas y otras deben tener un caracter especial o espacios, usar mayúsculas o no... así puedo ver, en síntesis, mi interacción con el mundo digital: una clave y una contraseña. Sin ellas, no tengo acceso, el sistema no me identificaría como confiable. Y ello me da miedo. Me remite al mundo futurista donde el sistema se puede volver en contra del ser humano que lo concibió y lo alimentó. Confieso que ello es uno de esos miedos latentes, como aquél que el agua suba hasta inundarlo todo, como aquél de que una corriente helada dejará todo congelado o como aquél que el sol calentará y derretirá todo cuando toque.

Por lo tanto y contra toda recomendación tengo una libretita en la que al modo de mi abuela anoto las claves para todo cuando soy virtualmente hablando.

Solo espero conservar dicha libretita y recordar qué significan mis notas ahí. Si no, incluso mi "sistema" de la era del papel se volverá en mi contra.

dfcg
*Las imagenes fueron tomadas de los sitios de los autores de dichos cartones.