Eran las dos de una tarde soleda. Brennie salió a comprar unas “cocas heladas”. Nadie escuchó el disparo que le dio en la espalda. Le robaron 100 pesos y la vida.
Era un domingo, el 28 de junio. Días antes de que le entregaran el premio de alumna destacada y un beca para el estudio del Inglés.
Ocurrió en la colonia 5 de mayo en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Estado de la República Mexicana reconocido por sus capos de narcotráfico, por la producción y distribución de droga, por su camionetas “buchonas”, por sus mujeres guapas y por tener un promedio de 3 muertes a balazos al día, desde 2007.
Brennie murió a manos de un “raterito que seguramente es de la colonia”, afirman los vecinos. Quizá de los que viven en el callejón por el que atravezó para ir a la tiendita. Quizá el dinero era para comprar solventas y hacer monas, o para pagar por un pinchazo o un “perico”.
No se sabe a ciencia cierta y quizá no se sepa, debido a que en esta ciudad del noroeste del país. -como en muchas otras- los crímenes, robos, asaltos o secuestros quedan impunes.
Así lo demuestran los 423 homicidios que van desde enero a junio del 2009 en el estado, 45 de ellos ocurridos en la ciudad de Culiacán.
Mientras la economía y la producción nos muestran percentiles en negativo, el homicidio en Sinaloa han crecido 4% respecto a la misma fecha del 2008.
Tres días después de la muerte de Brennie, profesores, alumnos y padres de familia de la escuela a la que asistió hasta el viernes 26 de junio, marcharon pidiendo justicia. La autoridad salió a expresar que se trabaja en ello. Una semana después sigue sin haber respuesta.
