miércoles, octubre 1

Segmento de mercado

Hoy, en mi afán de consumir productos nacionales, decidí ir a La Flor de Córdoba en lugar de Starbucks.
El local estaba solo, pedí mi café latte muy rico por cierto y un brownie. Entre los dos productos fueron 41 pesos, precio por el que solamente hubiera pagado mi café en Starbucks.
Sin embargo...
...en esta tienda no tiene sillones cómodos.
...la iluminación es plana, no hay provocación a mis sentidos.
... al estar sentada, una de las empleadas me dijo en su inconfundible tono tapatío "oye sí te levantas porque necesito trapiar pues se mancho bien mucho de quien sabe qué".
.. no hay música ambiental.
... las empleadas no saben de café.
... no tiene variedad en tipos de leche (solo hay una y si no pues ni modo).

Tristemente me doy cuenta que me gusta la vida cómoda y que halague mis sentidos. Me gusta arrellenarme en un cómodo sillón y trabajar, acompañado de olor a café, de música ambiental y de buen trato.

Me doy cuenta que los empresarios mexicanos requerimos emprender productos y servicios para la búsqueda del cliente y sé que lo podemos hacer. Yo prefiero la calidez del mercado donde el señor de la cremería me conoce y me llama por mi nombre y ya sabe lo que me gusta, que la frialdad de un supermercada en el que jamás vuelvo a ver la cara de la señora que me vendió el jamón la semana pasada.

Así que sí sabemos hacerla, solo necesitamos de forma conciente saber que sabemos... pero ¿hasta cuándo lo haremos?

Ojo Gonvill, ojo Farmacias Guadalajara, ojo laboratorios julio...ustedes también cojean de la misma pata de no valorar al cliente.

La pequeña alma divagante.