Desde el momento en el que lo probé me enamoré de él: sus colores, su textura y su sabor. Pueden ser la guarnición perfecta para una carne, o pueden convertirse en tapas o puedes realizar una torta de queso y ellos.
- 4 pimientos (verde, naranja, amarillo y rojo).
- 3 cucharadas de aceite de oliva.
- Sal y pimienta al gusto.
- 1 cucharada de azúcar mascabado.
- 2 cucharadas de vinagre balsámico.
Cortar los pimientos en tiras largas. Poner una sartén grande al fuego alto y cuando éste esté caliente poner una cucharada del aceite y verter los pimientos. Bajar a fuego medio. Revolver vigorosamente. Se busca que los pimientos se doren pero que no pierdan su jugo (por ello el fuego debe mantenerse alto y constante). Una vez que están dorados agregar sal y pimienta al gusto. Incorporar. Agregar el azúcar y el resto del aceite y revolver. Apagar el sartén y vaciar el vinagre.
Disfrútalo con pan, tortilla de maíz o harina, acompáñalo con queso o sobre pescado, pechuga de pollo y filete de res.
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